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Sin corazón

Abuela estaba desde antes de las 7.30 en la puerta del IASEP y empleados le dijeron que esperara hasta las 9

La gente que estaba en el lugar le dio plata para su remís y así que regresara a su barrio. Vive en El Resguardo. Los empleados que estaban ahí la vieron y no fueron capaces de abrirle la puerta u ofrecerle un vaso de agua. Se quedó resignada que se hagan las 9 para entrar.

La mujer esperó un gesto de humanidad de parte de los empleados pero se tuvo que resignar y retirarse. La gente la ayudó dándole dinero para su remís y así volverse a su barrio. Crédito: Colaboración

Una imagen que se repite lamentablemente en las puertas del IASEP, pasaba antes en sus oficinas de la calle Moreno y pasa ahora en su nueva ubicación en el barrio San Miguel: los adultos mayores destratados por los empleados de la obra social.

En esta oportunidad, llegó a este diario una imagen desoladora: una mujer adulta mayor, con evidentes signos de dificultad motriz, paciente de riesgo por su edad; se acercó hasta la sede de la obra social para buscar medicamentos y pañales. La foto es de las 7.30 de la mañana pero habrá estado desde mucho antes para ser una de las primeras. Un empleado desde el otro lado de la puerta y sin un poco de consideración le dijo: “Tiene que esperar hasta las 9”.

La mujer, que vive en el barrio El Resguardo y que fue acercada por un vecino que la trajo en su auto para que no viniera en colectivo; se resignó y se quedó esperando. Los presentes en el lugar –otra gente que esperaba, no los empleados del IASEP- le dio plata para que se pagara un remís.

Esta es la burocracia que revienta los nervios de los adultos mayores, que los humilla al extremo; que los reduce a la nada ante un montón de empleados que del concepto de empatía entienden poco y nada.

¿Costaba mucho hacer una excepción? ¿Hacerla pasar, preguntarle si desayunó? ¿Ofrecerle una taza de café, matecocido?

El promedio de edad de los empleados del IASEP ronda los 30 y el de los afiliados del IASEP entre 60 y 70. Empatía, solo eso.