Cabrera amenaza con que el "monstruo del Modelo Formoseño" se fagocite a la oposición
El apoderado del PJ, Armando Cabrera, lanzó una advertencia a los sectores opositores a los que acusó de "mentir y difamar". En un discurso cargado de tono disciplinador, reivindicó al gobierno de Insfrán y anticipó acciones judiciales contra quienes "usen la mentira como herramienta política".

El oficialismo formoseño volvió a mostrar los dientes. El diputado provincial y apoderado del Partido Justicialista, Armando Felipe Cabrera, cargó con dureza contra un sector de la oposición al que acusó de promover "una campaña sistemática de difamación y mentiras" contra el gobernador Gildo Insfrán y su gestión.
Las declaraciones no pasaron inadvertidas: más que una defensa, sonaron a advertencia. Cabrera aseguró que quienes "mientan o difamen" al gobierno "van a tener que responder ante la Justicia", instalando la idea de que la disputa política en Formosa podría trasladarse ahora a los tribunales.
"Hay un sector de la oposición que miente y lanza denuncias infundadas para confundir a la gente. No tienen propuestas ni compromiso con Formosa, solo buscan sembrar odio y división. Pero esta vez van a tener que responder ante la Justicia por esas declaraciones falsas", sostuvo el legislador, dejando entrever un mensaje más profundo: el poder político no solo controla la narrativa, sino también las consecuencias para quienes la desafían.
Cabrera afirmó que las acusaciones contra el gobierno "carecen de fundamentos jurídicos y de respaldo documental" y las atribuyó a intereses mediáticos y políticos que pretenden debilitar al "modelo formoseño", una estructura de poder que lleva más de dos décadas en el control absoluto del Estado provincial.
Para el diputado, el gobierno de Insfrán "trabaja con transparencia, planificación y responsabilidad", y las críticas opositoras son "expresiones de desesperación de quienes no logran construir una alternativa seria". Sin embargo, el trasfondo del mensaje deja entrever otra cosa: una visión en la que la disidencia política se interpreta como una falta moral, casi un delito.
"En Formosa hay libertad, hay democracia y hay Justicia", aseguró Cabrera, pero la contundencia de sus palabras parece sugerir lo contrario: un escenario en el que el poder busca disciplinar a quienes se atrevan a cuestionarlo.
El episodio expone una tensión recurrente en la política formoseña: la del modelo que no admite fisuras ni voces disonantes. Cabrera encarna esa lógica, la de un oficialismo que no solo defiende su gestión, sino que amenaza con fagocitar a toda oposición que ose desafiar al monstruo que ayudó a construir.
