"Gildismo vestido de violeta" versus "el candidato de Milei": la confrontación explícita en la campaña
Casadei y Basualdo disputan voto a voto la representación del "antigildismo", aunque ambos se acusan mutuamente de impostores. El radical promete una oposición institucional y productiva, mientras que el lomitense se presenta como el verdadero libertario capaz de desarticular el poder provincial.

La campaña rumbo a las elecciones legislativas del 26 de octubre en Formosa expone una grieta particular dentro del universo opositor.
Enzo Casadei, candidato a diputado nacional por la UCR dentro de la alianza Unión por la Libertad y la República, y Atilio Basualdo, intendente de Las Lomitas y postulante de La Libertad Avanza, encarnan dos estilos y discursos que, aunque coinciden en su rechazo al gildismo, chocan frontalmente entre sí.
Casadei endureció su retórica en los últimos días y calificó a Basualdo como "un gildismo vestido de violeta", en alusión a los colores del espacio libertario. Según el dirigente radical, el intendente lomitense "dice enfrentarse al poder, pero responde a la misma matriz clientelar que domina la provincia".
En sus actos y declaraciones, Casadei subraya que su espacio "es la única oposición no gildista que busca una Formosa productiva y sin intermediarios políticos". Su plataforma se centra en fortalecer al sector privado, revisar los mecanismos de coparticipación y derogar la ley de lemas, a la que considera "la herramienta más nociva para la alternancia democrática".
Basualdo, por su parte, responde golpe por golpe. Se autodefine como "el único candidato del presidente Javier Milei en Formosa" y asegura que su objetivo es "terminar con el modelo formoseño que empobreció a generaciones enteras".
Desde su ruptura con el oficialismo provincial, el jefe comunal intenta mostrarse como un dirigente pragmático, cercano a la gente y alejado de los "acuerdos de cúpula". En su campaña recorre barrios y dialoga con comerciantes, proponiendo eliminar trabas burocráticas, reducir el peso del Estado provincial y liberar la iniciativa privada como motores del desarrollo local.
Mientras Basualdo busca capitalizar la imagen del presidente Milei, Casadei intenta marcar distancia del libertarismo local, al que acusa de "camuflar gildistas con otros colores". En ese cruce se condensa buena parte del clima electoral: dos candidatos que dicen representar el cambio, pero que se disputan quién encarna la verdadera ruptura con el poder de Gildo Insfrán.
El veredicto del 26 de octubre mostrará si los formoseños optan por el discurso disruptivo de Basualdo o por la oposición institucional que propone Casadei.
Por ahora, la campaña se juega más en el terreno de los gestos y las descalificaciones que en el de las propuestas concretas, mientras ambos se disputan un mismo electorado harto del oficialismo pero también desconfiado de los falsos antagonismos.