Protestas y enfrentamientos marcaron el debut de Sébastien Lecornu como primer ministro de Francia

Mientras el nuevo jefe de gobierno prometía "encontrar formas más creativas" de gobernar, las calles ardían con manifestaciones contra Macron. Con 80.000 policías desplegados y cientos de detenciones, el país vive una jornada de bloqueos y tensión social por las medidas de austeridad
El nuevo primer ministro francés, Sébastien Lecornu, prometió el miércoles una "ruptura profunda" con el pasado, al enfrentarse a la difícil tarea de intentar formar un gobierno con suficiente apoyo parlamentario para evitar una caída prematura.
El primer día de Lecornu en el cargo coincidió con protestas callejeras en toda Francia en muestra de la oposición popular al presidente Emmanuel Macron, que se saldaron con enfrentamientos con la policía y decenas de detenciones, así como con algunas interrupciones en el transporte, las escuelas y otros servicios.
El presidente nombró a Lecornu, un estrecho aliado de Macron y ministro de Defensa durante los últimos tres años, a última hora del martes, solo 24 horas después de que su predecesor, François Bayrou, perdiera una moción de confianza en el Parlamento por su intento de aplicar medidas de austeridad para reducir la deuda de Francia.
Lecornu, de 39 años, que sustituye a Bayrou, de 74, prometió encontrar formas "más creativas" que antes de trabajar con los partidos de la oposición en su intento de construir un gobierno estable.
Lecornu es el séptimo primer ministro desde que Macron asumió el cargo en 2017, y el tercero en el espacio de un año.
Un reto político urgente será dotar a Francia de un presupuesto para 2026 sin correr la misma suerte que Bayrou, que solo duró nueve meses y cayó cuando los partidos de la oposición unieron sus fuerzas para expulsarlo.
Moción de censura
Lecornu afirmó que se dirigiría a la nación "en los próximos días" para explicar su enfoque, que sería diferente al del pasado, y "no solo en cuanto al método".
Desde que Macron disolvió el Parlamento el año pasado, los sucesivos gobiernos han carecido de mayoría en la Asamblea Nacional, lo que los ha puesto en peligro constante de ser destituidos.
El partido de extrema izquierda Francia Insumisa (LFI) ya ha anunciado una moción de censura contra Lecornu en el Parlamento, por ahora sin el respaldo de otros partidos.
El miércoles por la mañana, Francia desplegó unos 80.000 policías en todo el país para hacer frente a los manifestantes.
Los manifestantes de París y sus alrededores construyeron barricadas con contenedores de basura, bloquearon escuelas y carreteras y lanzaron basura a la policía a primera hora del día.
El ministro del Interior, Bruno Retailleau, advirtió a los manifestantes que habría "tolerancia cero" con la violencia.
A pesar del llamamiento de una coalición informal de organizadores de izquierda para "bloquearlo todo", ese objetivo solo se logró en parte.
La mayoría de los trenes de alta velocidad circularon según lo previsto y las interrupciones en el metro de París fueron mínimas, según informaron los operadores.
Sin embargo, muchas escuelas fueron bloqueadas y los manifestantes ocuparon carreteras y estaciones de tren en todo el país.
En la ciudad de Lyon, al sureste, los manifestantes bloquearon una carretera que atraviesa la ciudad y prendieron fuego a contenedores, mientras que en la ciudad occidental de Nantes la policía utilizó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes.