Cómo la alianza entre Hezbollah, Irán y la dictadura de Maduro construyó un imperio del narcotráfico en Venezuela

La creciente utilización de Venezuela como centro para el lavado de dinero del narcotráfico por parte del grupo terrorista libanés Hezbollah y la República Islámica de Irán, con el aval de la dictadura de Nicolás Maduro, ha generado preocupación en Estados Unidos. Esta red, que involucra a grupos criminales locales y altos mandos militares venezolanos, representa una amenaza directa para la seguridad estadounidense, tal como viene aseverando el gobierno del presidente Donald Trump desde su retorno a la Casa Blanca.
Desde la llegada del chavismo al poder, Hezbollah e Irán han consolidado una alianza estratégica con el régimen venezolano, el grupo criminal Tren de Aragua y el Cártel de los Soles —integrado por la cúpula de la dictadura y militares venezolanos— para facilitar el tráfico de cocaína y el blanqueo de capitales. Ante este panorama, Washington hace unas semanas inició un despliegue militar en el Caribe para hacer frente al narcotráfico.
Como parte de esos esfuerzos para desmantelar el entramado de narcotráfico y financiamiento ilícito que opera desde territorio venezolano, la semana pasada el Ejército norteamericano atacó una embarcación que transportaba droga desde Venezuela.
Funcionarios estadounidenses, como la portavoz del Departamento de Estado Anna Kelly, han destacado la determinación de Washington para enfrentar esta amenaza. En diálogo con Fox News Digital afirmó que el presidente Trump impulsó numerosas acciones para sancionar a los facilitadores financieros y altos funcionarios vinculados al régimen de Irán y a Hezbollah, con el objetivo de responsabilizar a cualquier grupo terrorista que ponga en riesgo la seguridad nacional mediante el tráfico de drogas.
En tanto, el ex agente especial de la DEA Brian Townsend explicó a la cadena norteamericana que el grupo extremista libanés se ha convertido en el principal lavador de dinero para organizaciones como el Tren de Aragua. Según indicó, el grupo libanés evita la exposición directa en las operaciones, pero proporciona redes y mecanismos para transferir fondos ilícitos hacia Medio Oriente, obteniendo una parte de las ganancias del narcotráfico para financiar sus actividades.
"Hezbollah es el principal financiador y lavador de dinero para grupos de narco-terrorismo como el Tren de Aragua", afirmó Townsend, quien señaló que los facilitadores vinculados a la organización extremista libanesa suelen procesar una parte significativa de los ingresos generados por el tráfico de cocaína.
La colaboración entre Hezbollah, Irán y el régimen de Maduro se sostiene gracias a intereses mutuos. Townsend indicó que la alianza permite a Teherán operar en Occidente a través de Hezbollah sin temor a represalias, mientras que Maduro y su círculo cercano obtienen beneficios económicos. "Irán utiliza y explota a Maduro. A él y a sus allegados les resulta rentable", puntualizó el ex agente de la DEA.
El papel de la diáspora libanesa en América Latina resulta fundamental para el funcionamiento de estas redes. Danny Citrinowicz, investigador del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel, explicó a Fox News que el grupo terrorista aprovecha lazos familiares, el idioma y estructuras comunitarias para consolidar su presencia, designando imanes, financiando centros religiosos y controlando programas educativos. A través de estas redes, Hezbollah interactúa con cárteles locales, comercializa drogas y canaliza los beneficios hacia Líbano mediante complejos esquemas financieros.