La extensa red de espías rusos que expuso el Reino Unido tras imponer sanciones sin precedentes contra el Kremlin

"Los espías del GRU están llevando a cabo una campaña para desestabilizar Europa, socavar la soberanía de Ucrania y amenazar la seguridad de los ciudadanos británicos. El Kremlin no debe tener ninguna duda: vemos lo que intentan hacer en las sombras y no lo toleraremos. Por eso estamos tomando medidas decisivas con sanciones contra los espías rusos", declaró David Lammy, secretario de Asuntos Exteriores del Reino Unido, en una afirmación que marca el tono de la mayor ofensiva sancionadora jamás emprendida por Reino Unido contra los servicios de inteligencia rusos. La decisión, anunciada el viernes, expone a tres unidades de la temida agencia de inteligencia militar rusa, el GRU, y a 18 de sus oficiales, acusados de orquestar asesinatos, ciberataques y sabotajes en territorio británico y en otros países occidentales.
La medida, según detalló el Foreign Office, responde a una "campaña sostenida de actividad cibernética maliciosa", así como a atentados encubiertos con explosivos e incendios provocados, cuyo objetivo ha sido minar la estabilidad de Occidente y obstaculizar el esfuerzo bélico de Ucrania. Esta acción, calificada como la mayor serie de sanciones impuesta por Reino Unido contra los servicios de inteligencia rusos, busca no solo castigar, sino también dificultar las operaciones futuras de los agentes identificados.
Aunque los sancionados residen en Rusia y es improbable que viajen a Reino Unido, lo que limita el alcance inmediato de las sanciones financieras y el congelamiento de activos, funcionarios británicos insisten en que la medida trasciende lo simbólico. "Exponer a un número tan grande de operativos rusos hará que les resulte difícil continuar con sus actividades delictivas en el futuro", aseguraron fuentes oficiales a The Times.
El foco de las sanciones recae sobre el GRU, responsable de una serie de asesinatos en el extranjero y de operaciones encubiertas que han sacudido la seguridad europea en la última década. Entre las unidades sancionadas destaca la unidad 29155, conocida internacionalmente por ejecutar el ataque con novichok en Salisbury en 2018, un episodio que puso en jaque la seguridad británica y que, según las autoridades, forma parte de una campaña más amplia de sabotaje, incluidos incendios provocados en distintos puntos de Europa.
La operación de Salisbury no solo tuvo como objetivo al ex agente doble ruso Sergei Skripal, sino también a su hija Yulia Skripal, quien fue blanco de un sofisticado ataque cibernético años antes del envenenamiento. De acuerdo con la investigación revelada por The Times, la unidad 26165 —conocida en el mundo de la ciberseguridad como Fancy Bear— utilizó en 2013 el malware X-Agent para infiltrarse en el teléfono de Yulia Skripal, cinco años antes del atentado con agente nervioso. Dos altos oficiales, Ivan Sergeyevich Yermakov y Aleksey Viktorovich Lukashev, han sido identificados como responsables directos de estas operaciones.
La experiencia adquirida con este software malicioso se aplicó con consecuencias devastadoras en la campaña presidencial de Estados Unidos en 2016. De acuerdo con el Ministerio de Exteriores británico, los mismos oficiales emplearon X-agent para penetrar en los sistemas del Comité Nacional Demócrata, difundir desinformación y desestabilizar el proceso electoral. Tanto Yermakov como Lukashev, presuntamente en Moscú, figuran en la lista de los más buscados del FBI por su implicación en la interferencia electoral.
La actividad de Fancy Bear no se limitó a la familia Skripal. Según la publicación británica, los espías de la unidad 26165 también participaron en labores de reconocimiento previas al bombardeo del Teatro de Mariúpol en Ucrania en marzo de 2022, un ataque que costó la vida a cientos de civiles, incluidos niños. Además, el grupo ha estado detrás de ciberataques dirigidos contra infraestructuras clave en Reino Unido, Ucrania y otros países europeos, así como de intrusiones en campañas políticas y en la organización de los Juegos Olímpicos de París.
La sofisticación de las operaciones cibernéticas rusas ha sido subrayada por el National Cyber Security Centre (NCSC), una división de GCHQ. El organismo reveló que Fancy Bear ha empleado software malicioso previamente desconocido, denominado Authentic Antics, para espiar cuentas de correo electrónico de sus víctimas. "Su malware, llamado Authentic Antics, era altamente sofisticado en su objetivo de cuentas de Microsoft para robar datos, lo que subraya la persistencia y sofisticación de la amenaza cibernética que representa el GRU ruso", explicó el NCSC.
Los agentes de la unidad 29155 también han sido vinculados a la explosión de dos depósitos de municiones en la República Checa en 2014, que causó la muerte de dos trabajadores, y al intento de asesinato de un traficante de armas búlgaro en abril de 2015. Además, se sospecha de su relación con el llamado síndrome de La Habana, un conjunto de síntomas neurológicos sufridos por diplomáticos estadounidenses.
La tercera unidad sancionada, la 74455, se especializa en operaciones cibernéticas destructivas. El Foreign Office la describe como un actor altamente sofisticado, enfocado en atacar infraestructuras nacionales críticas, sistemas de control industrial y objetivos ucranianos. Entre 2015 y 2017, ejecutó una serie de ciberataques que dejaron sin suministro eléctrico a Ucrania y afectaron infraestructuras clave. Más recientemente, interrumpió los canales de telecomunicaciones del mayor proveedor ucraniano, que atiende a 24 millones de clientes, y trató de sabotear investigaciones oficiales sobre los envenenamientos con novichok.
Entre los individuos sancionados figura Aleksandr Vladimirovich Osadchuk, coronel del GRU acusado por el FBI de orquestar operaciones cibernéticas, incluidas las que tuvieron como blanco las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016. La inclusión de Osadchuk en la lista de sancionados refuerza la dimensión internacional de las actividades del GRU, que no solo afectan a Reino Unido y Europa, sino que también han tenido repercusiones directas en la política estadounidense.
La respuesta internacional a la decisión británica no se hizo esperar. Países europeos y la OTAN expresaron su respaldo a las acciones de Reino Unido. La alianza atlántica emitió un comunicado en el que afirmó: "Condenamos enérgicamente las actividades cibernéticas maliciosas de Rusia, que constituyen una amenaza para la seguridad de los aliados". Este respaldo evidencia la preocupación compartida por la seguridad digital y la integridad de las instituciones democráticas en el continente.