La Convención Republicana termina tras una montaña rusa de emociones
Si el optimismo ya reinaba entre republicanos desde que el magnate se impuso con claridad a Biden en el debate presidencial, el intento de asesinato acrecentó la idea de que el expresidente es invencible.

Si bien no pasó siquiera una semana del intento de asesinato a Donald Trump, el Partido Republicano logró superar la conmoción tras casi perder a su líder supremo y entró en un estado de euforia por ver la victoria más asegurada que nunca.
Después de tres días de cierre de filas total con Trump, la Convención Nacional Republicana, que oficializó el lunes su nominación y la de su "número dos", J.D. Vance, concluye este jueves con un esperadísimo discurso del magnate neoyorquino, el primero desde que sobrevivió al intento de magnicidio.
Los más de 2.400 delegados del partido que llegaron consternados a Milwaukee (sede del evento) están convencidos de que la demostración de fuerza con la que el expresidente y la formación reaccionaron al atentado los catapultará a una victoria segura en noviembre frente a un Joe Biden cada vez más debilitado a nivel interno.
Aaron del Mar, delegado de Illinois, contó cómo fue la montaña rusa emocional por la que el partido pasó durante los cinco días transcurridos desde el ataque: "Cuando vimos a Trump tiroteado, entramos en estado de shock. Luego nos enojamos porque atacaron a nuestro candidato. Después estuvimos en duelo por la muerte de una persona y durante la convención hemos estado emocionados, resilientes y unidos", señaló en diálogo con EFE.
Si el optimismo ya reinaba en las filas republicanas desde que el magnate se impuso con claridad a Biden en el debate presidencial de junio, el atentado acrecentó la idea de que Trump es invencible y, por ende, también lo es el partido.
La reaparición estelar del exmandatario en la primera jornada de la convención, 48 horas después de haberse salvado por cuestión de milímetros, con un parche en la oreja como herida de guerra y música épica adornando el momento, fue una catarsis colectiva para los republicanos.La convención prosiguió con una escenificación de unidad total en torno a la figura de Trump e incluso Nikki Haley, su rival más seria en las primarias, acudió al encuentro para hacer lo que dijo que nunca haría: arrodillarse ante el líder.