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Ley Ómnibus: Milei supervisa la sesión desde Olivos y en Gobierno desconfían del apoyo de los espacios aliados para los artículos controversiales

El Presidente está acompañado por su hermana y no se descarta que reciba a alguno de sus ministros. Mientras empiezan a calentarse las exposiciones en Diputados, el oficialismo sostiene el optimismo sobre la votación en general, pero temen por ciertos temas en particular. Monitoreo de la calle por las protestas de la izquierda y paralelismos con la sesión de Macri por las jubilaciones en 2017

Los miércoles -por decisión propia- a Javier Milei le toca quedarse en la residencia en Olivos, y hoy no hizo la excepción, a pesar de que en el Congreso empezó a transcurrir la esperada y controvertida sesión impulsada por el Gobierno para debatir la ley Ómnibus, su proyecto troncal y primer mojón de sus capacidades para negociar. El Presidente seguía la discusión vital, para el futuro político inmediato de su gestión desde la mañana, acompañado por su hermana Karina, a través de los informes de sus asesores que lo mantenían al tanto del cambiante recuento de voluntades. Y no se descarta que alguno de ellos o bien lo visiten, o vayan al Parlamento.

En paralelo a las exposiciones iniciales de los diputados en el hemiciclo, entre la sede del Gobierno y Olivos se imponía un clima de incertidumbre. "No confiamos. Veremos", dijeron cerca del Presidente. Si bien estiman que la ley será aprobada en general, cuestionan de antemano la fidelidad de los aliados y de los gobernadores sobre los ejes que se volvieron polémicos en los últimos días, después de las intrigas de las últimas dos semanas por las retenciones y la movilidad jubilatoria.

Pasado el mediodía, cuando la sesión se calentaba después de apenas dos horas de discusión, el jefe de Estado publicó un picante mensaje para exhortar a la tropa de diputados aliados a respaldar su iniciativa: "Hoy la política tiene la oportunidad de empezar a revertir el daño que le ha causado al pueblo argentino", dijo desde la cuenta de X de la Oficina del Presidente. Es la línea que había planeado con sus asesores frente a las reticencias planteadas por las otras bancadas, orientada a "exponerlas" frente a la opinión pública como los responsables de la "continuidad de la decadencia" del país.

El Presidente resolvió eliminar aquellas diferencias con la quita del capítulo fiscal completo. Lo cual, como era lógico, generó aún más rispideces, porque también borraba herramientas de recaudación para las dependientes economías del interior. Y hoy, los puntos más problemáticos son las privatizaciones (la oposición reclama que cada empresa pase por el Congreso con una ley propia); la liquidación del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES (el Gobierno quieren transferirla al Tesoro, los gobernadores utilizarla para compensar las deudas de las cajas provinciales, los radicales no quieren transferir en absoluto); y la cantidad y tipo de facultades delegadas que se exigen para el Ejecutivo.

(InfobaE)