La ONU advirtió por la imparable violencia en Haití: "Tenemos que actuar ahora"

La situación social en Haití está llegando a su límite. La escalada de violencia, que se agudizó en las últimas semanas, ha llegado a niveles impensados y genera terror en la población, que teme hasta salir de sus hogares para realizar tareas básicas.
Desde hace más de un año, casi toda la capital, Puerto Príncipe, está bajo control de las pandillas o bandas armadas, que aumentaron de 200 a 300 en los últimos 12 meses. Estos criminales cometen delitos día y noche, que incluyen abusos, masacres, robos, secuestros y hasta violaciones, todo como parte de una disputa por el control del territorio.
"La violencia de las bandas se está expandiendo a un ritmo alarmante en áreas previamente consideradas relativamente seguras de Puerto Príncipe y fuera de la capital", señaló la nueva enviada de las Naciones Unidas para Haití, la ecuatoriana María Isabel Salvador.
Esta situación, comparable a la de países en guerra, ha dejado 1.647 incidentes violentos en el primer trimestre del año y más de 400 personas muertas en los últimos seis meses, principalmente en los departamentos del Oeste y Artibonite, según el último informe difundido por la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH). También, ha diezmado a las fuerzas de seguridad que "carecen de personal y están mal equipadas". Según cifras oficiales, la dotación operativa se ha reducido de 14.772 a 13.200 efectivos, de los cuales sólo 3.500 realizan tareas policiales, lo que explica la ineficiente respuesta ante la violencia.
Sin embargo, no es necesario remitirse a meses atrás para dar con estos crímenes. Entre el 14 y el 19 de abril, la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas en el país (OCHA) dio cuenta de 70 muertos y 40 heridos en Cité Soleil, el mayor barrio de la capital en el que viven personas de bajos recursos.
Por su parte, el pasado lunes, más de una docena de presuntos miembros de los grupos que allí operan fueron linchados por otro grupo en Canapé-Vert, una zona alta en Puerto Príncipe, cuando transportaban refuerzos de armas y municiones. Entre las víctimas de este episodio se confirmó la identidad de Carlo Petit Homme, conocido como Ti Makak, quien lideraba una de las poderosas maras que controlaba la zona de Laboule 12 y Thomassin.
Pero los enfrentamientos no se limitan a las bandas entre sí. Esta violencia se ha extendido a la población en general -sin distinción de niños, mujeres o indefensos- que, a diario, viven expuestos a una de las "peores" crisis de Derechos Humanos "en décadas".