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Tensión en Francia: la Policía dispersó a quienes protestaban contra la reforma de las pensiones frente al Parlamento

Las fuerzas de seguridad intervinieron este jueves por la noche en la plaza de la Concordia, en el corazón de París, para dispersar a miles de manifestantes que protestaban contra la reforma de las pensiones cerca de la cámara de diputados, constató la agencia de noticias AFP.

Los agentes utilizaron cañones de agua tras un intento de dañar las obras del Obelisco del antiguo Egipto situado en el centro de la plaza, de acuerdo a lo indicado por la policía.

Desde mediados de la tarde, miles de personas se concentraron en la plaza después que el gobierno adoptara una impopular reforma, que retrasa la edad de jubilación de 62 a 64 años, sin someterla al voto de los diputados.

La policía cargó y lanzó gases lacrimógenos para alejar a los manifestantes del puente que conecta la plaza de la Concordia con la Asamblea Nacional (cámara baja). Al menos ocho personas fueron detenidas, según la policía.

Una buena parte de los manifestantes abandonaron el lugar alrededor de las 20.30 (19.30 GMT) hacia las calles adyacentes.

Varias ciudades de Francia registraron manifestaciones espontáneas contra la reforma impulsada por el presidente liberal Emmanuel Macron.

Asimismo, los sindicatos franceses planean otro día de huelgas y manifestaciones contra la reforma impulsada por el presidente Emmanuel Macron. "El frente sindical unido sigue exigiendo el retiro de la reforma y convoca otra jornada de huelgas y manifestaciones para el jueves 23 de marzo", dijo en rueda de prensa la responsable del sindicato de línea dura CGT, Catherine Perret.

El Gobierno invocó este jueves poderes constitucionales especiales para impulsar la cuestionada reforma sin una votación en el Parlamento, donde su partido centrista no tiene mayoría absoluta.

Macron y su Gobierno afrontan una auténtica tormenta política tras la aprobación por decreto y sin voto en la Asamblea Nacional ante la falta de una mayoría clara entre los diputados.

La decisión, tomada tras la tercera reunión del día en el Elíseo, entre Macron, su primera ministra, Élisabeth Borne, y varios miembros del Ejecutivo, abrió el paso al anuncio de sendas mociones de censura por parte de la izquierda y de la ultraderecha, así como a peticiones de dimisión de la jefa del Gobierno.

Borne afrontó el mal trago de anunciar ante el pleno de la Asamblea Nacional el recurso del Gobierno al artículo 49.3 de la Constitución, que permite aprobar una medida sin voto parlamentario, y que fue acordada tras un breve Consejo de Ministros extraordinario.

"No se puede correr el riesgo de jugar con el futuro de las pensiones, esta reforma es necesaria", afirmó Borne entre gritos y abucheos de la oposición, antes de asegurar que su Gobierno toma esta decisión "por responsabilidad".

Borne tuvo que hablar entre algunas burlas y los repetidos cánticos de La Marsellesa de los diputados de izquierda, que también corearon "dimisión, dimisión" a la primera ministra, una intervención breve pero tormentosa.